debate y bate

lunes, 23 de marzo de 2009

El apostolado de 2x2 no es biopsicosociocultural es bio solamente




Amigo Profesor colega Ricardo Puertas Puertas. No te molestes en considerar si el maestro nace o se hace, en tu planteamiento dejas entrever que el maestro se hace, cuando expresas “es mi ideal partir de la transformación del conocimiento en actividades conscientes hacia el logro del ciudadano que la sociedad reclama. Porque es ahí donde se percibe tácitamente el concepto, el que hace no deja de hacer, construye y transforma, cumple el proceso pedagógico en sus cuatro fases Sensibilizar, Fundamentar, Profundizar y Perfeccionar y a su vez abriga y proyecta la dimension sociopolitica, tan alejada hoy de la escuela.
Amigo Profesor y colega Ricardo Puertas Puertas, aunque he tenido tropiezos para estar una vez más en este espacio, agradezco su intervención y sobre todo sus puntos de vista en torno a la importancia que requiere el sistema educativo de generar transformaciones sociales.
Un eje problemico altamente significativo que involucra diversas dimensiones del ser humano en la búsqueda de esta tan anhelada transformacion social que los menos favorecidos piden a gritos. ¿Por qué? Considero que se debe disponer de una connotación que emana desde la escuela alternativa. Desde la interaccion que aflora al diseñarse los ambientes de formación, los dos; cuando estudiante y maestro entran en comunicación y allí aparece la figura de un maestro que hace escuela y un aprendiz que posee una disponibilidad psíquica tanto racional y emocional que desea aprender.
Un maestro que hace escuela es aquel que a traves de sus consideraciones entrega la posibilidad de apertura a muchas y diversas perspectivas, atiende a otras formas de pensamiento e incorpora a traves de sus puestas en común novedades que testimonían los avances más significativos en pro de una reconstrucción intersubjetiva entre sus escuchas.

Esa escuela donde se desenvuelve es tipo de maestr@ a de ser una institución, un ámbito donde se juega la oportunidad para potenciar la capacidad de pensar de cada niño o niña.

Donde la exploración los diversos laberintos didácticos y pedagógicos construidos por la cultura son experimentados para opacar los obstáculos para aprender.
Es una escuela donde el maestro es un mediador y conocedor de estrategias de pensamiento y las aplica continuamente para entregar verdaderos pescadores a la sociedad.

Es esa la responsabilidad de este tipo de escuela, de este tipo de maestro, el que obliga al estado a ofrecer una educación de alta calidad. No porque los gobiernos se vinvulen en esa tarea, sino porque se han logrado transformar las consciencias para derrotar el despotismo y la corrupción que permea los recintos de la burocracias.
Ahora suce porque ese sujeto que aprende sabe la forma de pensar y procesar los conocimientos. En ese caso, la disponibilidad psíquica revela la existencia de un deseo que activa y dinamiza los procesos de construcción y apropiación de conocimientos por un lado y por otro un potencial intelectual para concretarlo y hallar respuestas a cada fenómeno que ocurre en el contexto donde habita.
Es en esa dinámica donde el maestro se hace, porque carga conceptos de confrontación que ayudan a transformar la realidad para hallar caminos de bienestar conjunto y no espera repetir una lección vieja y amañada producto de un apostolado que no ve sino que 2x2 es cuatro.
Entrego este cuento como aspecto que caracteriza al maestro que se hace.
“LA PLANTA DE BARTOLO”
Por: Laura Devetach
Bartolo sembró un día un cuaderno en una maceton. Lo regó, lo puso al calor del sol y, cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.

Pronto la planta comenzó a dar cuadernos. Eran hermosísimos, como esos que les gustan a los chicos.
Tenían tapas de colores y muchas hojas muy blancas, que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos
..
Bartolo palmoteó siete veces d econtento y dijo: iAhora, todos los chicos tendrán cuadernos!
Pobrecitos los chicos del pueblo. Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escriban mucho. Y los iban terminando, rezongaban y les decían:
-¡Yaterminaste otro cuaderno! iCon lo que valen! Y los chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
-iChicos!, ¡tengo cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga! iVengan a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de .parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita de Bartolo, y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro, y ellos escriban
y dibujaban con muchísimo a gusto.

Pero una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El vendedor de cuadernos se enojo como no se que día fumando su largo cigarr, fue caminando pesadamente hasta la casa, de Bartolo. Golpeó la puerta con las manos llenas d eanillos: ¡Toco Toc! Toco Toc!
-Bartolo -le dijo con falsa sonrisa atabacada, vengo a comprarte tu planta de cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
-No -dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.

-¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
-No.
-Un circo con seis payasos, una plaza Uena de hamacas y toboganes.
·No.
-Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
-No.
-¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
--¿Nada no la vendo
Por qué sos así commigo?
-Porque los cuadernos no son para venderlos, sino para que los chicos trabajen tranquilos.
-Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
-No.
·Pues entonces -rugió con su gran boca negra de humo te quitare la planta d ecuadernos! Y se fue echando humo como una vieja locomotora
Al rato volvio con los soldaditos azules de la policia
¡Saquele la planta de cuadernos! –ordeno
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silvando y gritando, y tambien llegaron los pájaros y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron
"arroz con leche", mientras Los pájaros y los conejitos le desprendian los tiradores
y le sacaban los pantalones .
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, aullando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.

¡Buen negocio en otra parte! -gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor; tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.

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